Cabo Verde
«Carecíamos totalmente de víveres, y si el cielo no nos hubiese acordado un tiempo favorable, habríamos todos muerto de hambre. El 9 de julio, día miércoles, descubrimos la isla de Cabo Verde, yendo a fondear a la llamada Santiago. Sabiendo que nos hallábamos en tierra enemiga y que se abrigarían sospechas de nosotros, tuvimos la precaución de hacer decir a los hombres de la chalupa que enviamos a tierra a hacer provisión de víveres, que pasábamos al puerto porque habiéndose quebrado el palo trinquete al doblar la línea equinoccial, gastamos mucho tiempo en acomodarlo, y que el comandante en jefe, con otras dos naves, había continuado su derrota a España. Les hablamos de manera de hacerles creer que veníamos de las costas de América y no del Cabo de Buena Esperanza.
Habiendo por tercera vez regresado la chalupa a tierra con trece hombres, notamos que se la retenía, pudiendo además sospechar por el movimiento que se observaba en algunas carabelas, que querían también apoderarse de nuestra nave, lo que nos determinó a partir en el acto. Supimos después que nuestra chalupa había sido detenida porque uno de los marineros reveló nuestro secreto, diciendo que el comandante en jefe era muerto y que nuestra nave era la única de la escuadra de Magallanes que regresaba a Europa.» Pigafetta
Deja una respuesta